Esther Quispe
Soy la presidenta.
Nuestra ollita empezamos cocinando cuando empezó la cuarentena porque de un momento a otro nos quedamos sin insumos para comer y nos juntamos con las vecinas.
Nuestra zona siempre fue vulnerable, no tenemos agua ni desagüe así que 3 mamás tuvimos la iniciativa de ir al mercado para ver si podría donarnos verduras. Entonces empezamos a ver que otros grupos de vecinos se juntaron y escuchamos por primera vez la palabra “Ollita Común”. Así que nos pareció buena idea juntarnos para apoyarnos. En otras ollitas habían 20 o 30 personas, cuando iniciamos nosotros éramos 80 mamás que teníamos nuestras familias.
Durante la emergencia hemos recibido apoyo con algunos utensilios, ollas, algunas cocinitas y víveres, pero aun no nos reactivamos así que todos nuestros implementos se han ido desgastando porque cada vez tuvimos que cocinar más y más para toda la gente. Se sumaron casos vulnerables, personas enfermas, abuelitos. Así que decidimos volver a organizarnos y turnarnos para cocinar.
A veces la situación es triste, pero nos alegra escuchar que nos van a apoyar. Nos levantan los ánimos, que vamos a seguir juntos y a nuestra población vulnerable no le va a faltar un plato de comida. Siempre agradecemos, primero estar vivos y segundo, tener la oportunidad de trabajar al servicio de nuestros vecinos. Ya nos conocen en el mercado, ahora nos ven y nos regalan aunque sea alguito de verdura, eso también nos pone felices porque valoran nuestro trabajo.